Entre las vértebras existen unos discos cartilaginosos (como unas almohadillas o colchones) rellenos de una sustancia gelatinosa que sirve de amortiguación y fijación, además de permitir ligeros movimientos entre las vértebras.

Cuando se ejerce mucha presión sobre estos discos puede llegar a reventar o estrangular y comprimir la raíz nerviosa que sale por el agujero de conjunción por donde sale la raíz nerviosa, inflamando el nervio e irritándolo, provocando los dolores propios del nervio ciático, entre otros.

Entre sus causas se encuentran:
● Factores traumáticos (por ejemplo caerse de una altura de 2 metros, esquiar, un resbalón o un accidente de tráfico).
● Factores micro-traumáticos (por ejemplo estar todo el día agachado, de pie, tomando pesos intensos o estar mucho tiempo sentado).
● Disfunción Visceral: Por ejemplo mal funcionamiento del riñón por agotamiento, estrés, mala alimentación, etc.

También un intestino irritado provocado por una mala dieta va a provocar un aplastamiento del cuarto disco lumbar hacia el lado derecho, provocando una hernia discal derecha.

La mayoría de las hernias de disco se producen en la parte baja de la espalda o columna lumbar, aunque también se pueden producir en el cuello o columna cervical. Algunos de los signos y síntomas más frecuentes de la hernia de disco son:

– Dolor en los brazos o en las piernas.
– Entumecimiento u hormigueo.
– Debilidad.

Antes de cualquier tipo de tratamiento quirúrgico o mínimamente invasivo, es recomendable realizar un tratamiento quiropráctico de la hernia discal.

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